Monday, November 14, 2016

CARACTERIZACIÓN DEL CONSUMO FINAL DE AGUA EN TARIJA - Primera Parte

Elaborado por el Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS)


LA PROVISIÓN DE AGUA POTABLE EN LA CIUDAD DE TARIJA

1.    Contexto global


Esta publicación presenta un diagnóstico del servicio de agua potable y de las descargas líquidas de la ciudad de Tarija, realizado por el Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS) en dos momentos, entre 2009 y 2013, con un balance de la producción (oferta) y consumo (demanda) de agua potable en dicha ciudad. A objeto de difundir mejor los resultados del estudio y sus implicaciones para la adopción de políticas públicas que promuevan una gestión adecuada del agua, se lo ha dividido en 4 partes cada una de las cuales está precedida de una contextualización global, conceptual e historiográfica, presentando primero una descripción de la provisión de agua por el proveedor del servicio (1ra parte); segundo, un análisis del sistema tarifario correspondiente según varias categorías de consumidores (2da parte); tercero, una caracterización de los usos específicos del consumo de agua en el barrio La Catedral de Tarija (3ra parte), considerada para fines de este estudio como una “micro cuenca urbana”; cuarto, un estudio sobre las descargas de aguas servidas al sistema de alcantarillado de la ciudad y sus proyecciones de crecimiento (4ta parte final), con miras a una adecuada planificación de los servicios de suministro de agua a futuro y el tratamiento preventivo de los efluentes líquidos (o, al menos, el dimensionamiento adecuado de la planta de tratamiento de aguas servidas).

1.1.    Introducción


El crecimiento de la población mundial y la vigencia de un modelo económico basado en el consumo han devenido en el incremento de la demanda por agua, energía, alimentos, materias primas y otros productos de los ecosistemas,  que ha conducido a que la presión sobre estos haya llegado a niveles que superan las capacidades ambientales de regenerar, depurar y absorber las cargas contaminantes que generan las actividades de la sociedad.

La “Evaluación de Ecosistemas del Milenio” (PNUMA, 2005), ha mostrado que la capacidad de los servicios que brindan los ecosistemas se están degradando o se usan de manera no sostenible, con inclusión del agua dulce, la pesca, la purificación del aire, la regulación del clima regional y local, los riesgos naturales y las pestes y, entre otras cosas, manifiesta que "…muchos servicios de los ecosistemas se han degradado como consecuencia de acciones llevadas a cabo para aumentar el suministro de otros servicios, como los alimentos. Estas elecciones y arreglos [estrategias y decisiones] suelen desplazar los costos de la degradación de un grupo de personas a otro, o traspasan los costos a las generaciones futuras…”.

Por otra parte, la degradación de los servicios de los ecosistemas está contribuyendo al aumento de las desigualdades y disparidades entre los grupos de personas, que podría considerarse como el principal factor causante de la pobreza y el conflicto social.


Una brecha creciente a nivel global y local

Donde estas desigualdades y disparidades características de la pobreza se manifiestan de modo dramático es en el acceso diferenciado al agua que tienen las distintas poblaciones y los diferentes sectores de la población en la mayor parte de los países del mundo.

Más de 1000 millones de personas carecen de acceso incluso a un nivel de “servicio” básico. A este nivel, la cantidad de agua recolectada cada día por los hogares está determinada por la distancia a que se encuentra la fuente de agua. Si está dentro del radio de un kilómetro (o se tarda 30 minutos para recolectarla) entonces el aprovisionamiento “básico” es un promedio de 20 litros por persona.

Cerca de 1600 millones de personas son atendidas a este nivel de “servicio básico”. Mientras que se considera un acceso “intermedio” cuando el agua es provista en terreno propio a través de al menos un grifo (en un patio), a un promedio de 50 litros por persona por día. La provisión de agua con múltiples grifos dentro de una casa se considera un acceso “óptimo”, característico de la modernidad urbana. Ello representa un consumo promedio de 100 a 200 litros por persona por día (OMS, 2003).[1]

Por otro lado, se estima que unos 2.400 millones de personas a nivel global no tienen acceso a sistemas de saneamiento (OMS, 2015)

En nuestro país, si bien las desigualdades son menores no por ello dejan de manifestarse las brechas en el acceso al agua por parte de ricos y pobres, poblaciones metropolitanas y marginalizadas, o urbanas versus rurales.

Las estimaciones para el acceso al agua potable en Bolivia varían dependiendo de las fuentes de información. Según las Naciones Unidas, la cobertura de agua potable era del 80% en 2010, 95% en área urbana donde vive el 67% población, y 51% en área rural con el 33% población. Mientras que la cobertura de saneamiento era apenas del 27% en ese año.[2]

Las coberturas más bajas se encuentran en los departamentos de PandoPotosí y Oruro. Según el gobierno boliviano la cobertura de agua potable era más baja (75%) en 2010. La cobertura de saneamiento era mucho más alta (60%) en 2012 comparada con la estimación de las Naciones Unidas.[3]


Las luchas por un acceso equitativo al agua potable

Pero la ventaja de nuestro país es que, luego de la experiencia de la “guerra del agua” en Cochabamba (2000), que se planteó en términos de una ruptura total con el neoliberalismo (privatización del agua), hay una creciente conciencia ciudadana de que no existen soluciones mágicas para el problema del acceso y la desigualdad en la provisión de un servicio básico como el agua, incluso si está ahora consagrado como un derecho humano tanto en la Constitución como en los convenios internacionales de la ONU y otros organismos internacionales.

En parte como consecuencia de este conflicto por el agua en Cochabamba, Bolivia ha liderado la búsqueda de inscribir las reivindicaciones de acceso a este servicio básico en la Constitución y en las resoluciones de Naciones Unidas. En efecto, desde el primer capítulo, la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, establece, por ejemplo, el derecho al agua como un derecho fundamental: “Toda persona tiene derecho al agua y a la alimentación” (Art. 16, I). O, en otro artículo: “Toda persona tiene derecho al acceso universal y equitativo a los servicios básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad, gas domiciliario, postal y telecomunicaciones” (Art. 20, I, CPEPB, 2009)

Por otro lado, el Estado boliviano también ha liderado un movimiento a nivel internacional para introducir en los convenios internacionales el “derecho al agua” como un derecho humano fundamental:

El 28 de julio de 2010, tras una década de esfuerzos concertados por parte de este heterogéneo movimiento, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución (64/292) que reconoce el derecho humano al agua y el saneamiento […] Aunque la reciente resolución sobre el derecho al agua y el saneamiento presentada por el Gobierno boliviano supone un paso muy importante […] la resolución, que no es vinculante para los Estados, se debe reforzar ahora en las legislaciones nacionales y conseguir el respaldo de un pacto de la ONU que sea jurídicamente vinculante”.[4]

Ese mismo año (2010), la resolución aún no vinculante de la Asamblea General de Naciones Unidas, permitió incluir el “derecho al agua” como parte de los derechos humanos fundamentales. Por ejemplo, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en su resolución 15/9 (30 sept. 2010) sobre “Los derechos humanos y el acceso al agua potable y el saneamiento” expresa lo siguiente: “[Se] afirma que el derecho humano al agua potable y el saneamiento se deriva del derecho a un nivel de vida adecuado y está indisolublemente asociado al derecho al más alto nivel posible de salud física y mental, así como al derecho a la vida y la dignidad humana”.

Adicionalmente, “reconoce que los Estados, de conformidad con sus leyes, reglamentos y políticas públicas, pueden optar por hacer participar a actores no estatales en el suministro de agua potable segura y servicios de saneamiento y, con independencia del modo de suministro, deben velar por la transparencia, la no discriminación y la rendición de cuentas; […]”

Antecedentes en los convenios internacionales

En rigor de verdad, el terreno para la adopción de estas resoluciones es resultado de un largo recorrido por introducir el derecho a los servicios básicos entre los derechos económicos, sociales y culturales de todas las sociedades que son miembros de Naciones Unidas.

Una referencia importante para el estudio del servicio y el consumo de agua potable en la ciudad de Tarija (Bolivia), que fue realizado por el Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS) y que se presenta a continuación de esta introducción, es el Comentario General 15 del Comité para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU) sobre “El derecho al agua” (Sesión 29, 2003). Entre los puntos relevantes (27), se establece que:

“Para garantizar que el agua sea asequible, los Estados deben adoptar las medidas necesarias que incluyen, entre otros: a) la utilización de un conjunto de técnicas y tecnologías apropiadas de bajo costo; b) políticas apropiadas de determinación de precios, como ser agua gratuita o de bajo costo; y c) complementos al ingreso. Cualquier pago por servicios de agua tiene que basarse en el principio de equidad, asegurándose que estos servicios, provistos públicamente o por empresas privadas, sean asequibles a todos, incluidos los grupos socialmente desfavorecidos. La equidad demanda que los hogares más pobres no deberían ser sobrecargados desproporcionadamente con gastos de agua en comparación con los hogares más pudientes”. 

Por otra parte, la “Conferencia sobre el agua” que tuvo lugar en Dublín (1992), con carácter previo a la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992), había establecido como uno de sus principios  que “el agua tiene un valor económico en todos sus usos competitivos y debería ser reconocida como un bien económico. Dentro de este principio (No. 4), es vital reconocer primero el derecho básico de todos los seres humanos a tener acceso al agua potable y el saneamiento a un precio asequible. En el pasado, la omisión en reconocer el valor económico del agua ha llevado a usar el recurso de maneras dispendiosas y ambientalmente nocivas. La gestión del agua como un bien económico es una manera importante de lograr un uso eficiente y equitativo, y de alentar la conservación y protección de los recursos de agua”.

Esta Conferencia alentaba además a la “conservación y reutilización del agua”, unas prácticas en desuso cuya recuperación con carácter de urgencia se pretende evidenciar en este documento sobre el consumo de agua en la ciudad de Tarija y sobre los usos específicos que le dan los usuarios, según un estudio de caracterización de la demanda mediante una encuesta realizada en el barrio La Catedral[5].

Para la primera parte de este Informe, enfocado en el balance de agua entre la producción y el consumo de agua en Tarija, conviene tomar en cuenta las siguientes premisas:[6]

-       Es necesario mejorar la gobernanza del agua, considerando a todas las partes interesadas, tanto en el sector público como en el privado, y a la sociedad civil, como la única solución plausible para aportar a la solución del más grave problema global actual que es la pobreza.

-       Es necesario reconocer que los problemas y retos que presenta el agua tanto sectorial como geográficamente, son interdependientes y no están aislados.

-       Es necesario entender que el agua se mueve dentro de límites naturales, que generalmente no concuerdan con los límites político- administrativos dentro de los cuales se organizan las sociedades.

-       Frente a una demanda creciente y una oferta decreciente, la competencia entre los diferentes sectores y usuarios está aumentando, por lo que se requiere mayor conocimiento y sabiduría para asignar el recurso y usarlo más eficientemente.

-       “Reciclar el agua podría reducir el consumo de muchos consumidores industriales en un 50% o más, con el beneficio adicional de reducir la contaminación. La aplicación del principio de “quien contamina paga” y una fijación de precios realista alentará la conservación y la reutilización. En promedio, 36% del agua producida por los servicios de agua urbanos en los países en desarrollo tiene un destino [consumo o pérdida] ‘no explicado’.[7] Una mejor gestión podría reducir estas pérdidas onerosas”. (Dublín, 1992)

1.2.  Gestión del agua con enfoque orientado desde la oferta


La más extendida forma de gestión del agua se basa en aumentar su oferta y hacerla más estable en el tiempo y en el espacio mediante la construcción de obras de infraestructura destinadas a la captación, potabilización y suministro, y su posterior tratamiento. Por los resultados ambientales evidentes es dudoso aceptar que esta forma de gestión del recurso considere que la producción natural del agua sea producto de la conservación y vigencia de las funciones de los ecosistemas productores y protectores, entre otras, del ciclo hidrológico. La planificación y la gestión del recurso desde esta perspectiva, generalmente, se centran en la programación, construcción y operación de obras civiles, y el empleo de instrumentos administrativos convencionales como concesiones y permisos de descarga de emisiones líquidas.

La aplicación de instrumentos de política pública, basados en el enfoque desde la oferta ha sido la más utilizada en los últimos años por el sistema internacional de cooperación al desarrollo, particularmente la banca multilateral, por su implicación técnica-económica en cuanto a la construcción de grandes obras civiles, pero con escasos aportes a la sustentabilidad.

1.3.  Gestión del agua con enfoque orientado desde la demanda


Desde otra perspectiva, la forma de gestión del agua basada en la búsqueda de la sostenibilidad de los ecosistemas productores y fundada en la racionalización de los usos y la eficiencia del consumo ha sido conocida como la forma de gestión desde la demanda. Su objetivo fundamental es la conservación de la oferta de agua a partir de un uso final más eficiente,  con base en el empleo de tecnologías más eficientes y el logro de cambios de actitud y comportamiento de los usuarios con respecto a la valoración del agua como un recurso finito y la consecuente limitación de su disponibilidad. 

Si se acepta al agua como el producto de un servicio ambiental de los ecosistemas, los sistemas de planificación desde la demanda debieran privilegiar los métodos e instrumentos de: i) la gestión preventiva, ii) la utilización más racional del recurso, iii) el incentivo a las tecnologías más eficientes, iv) el diseño de sistemas tarifarios que incentiven el uso racional, y v) la identificación de las sub cuencas locales como unidad territorial de planificación y medición de la capacidad de resiliencia del ecosistema. 

Si entendemos la eficiencia como la habilidad de un sistema para alcanzar un determinado objetivo con el menor costo económico, ambiental y social, entonces las acciones de “producción más limpia” (PML)[8] son un instrumento adecuado para lograr que la satisfacción de las necesidades asociadas a la utilización del agua ocurra con el empleo mínimo/racional del recurso.

Por su parte, si entendemos la eficacia como la capacidad de un sistema para cumplir un objetivo, entonces una gestión eficaz de la demanda logrará que todos los servicios demandantes de agua en un espacio territorial accedan a una oferta en condiciones razonables y competitivas, satisfagan su necesidad y, en lo posible, devuelvan el recurso en las mismas condiciones en las que lo obtuvieron.

Por tanto, el conocimiento de las características de la demanda y de los demandantes, permitirá el diseño de políticas públicas que reduzcan los grados de desigualdad entre los consumidores y prevengan la creación de factores de marginalidad relacionados con el uso final de agua y la disposición de aguas residuales.

La aplicación del enfoque de producción más limpia se orienta, también, por la constatación de que en un espacio territorial y en un tiempo determinados, los diferentes usos finales del agua son interdependientes, es decir, el consumo no racional de un sector limitará las posibilidades de acceso de otros sectores, por una parte, y, por otra, que las emisiones de aguas residuales domésticas e industriales sin tratamiento, contaminan los ríos, amenazan el bienestar de las poblaciones y los ecosistemas y elevan los costos de tratamiento a la salida del espacio territorial definido.

Las definiciones de la gestión integral de los recursos hídricos (GIRH) establecen que la unidad espacial de planificación de la gestión del recurso sea una cuenca. Ahora bien, en nuestro enfoque de planificación desde la demanda, se asume que las redes de alcantarillado pluvial y sanitario constituyen micro cuencas al interior de un espacio territorial urbano, en cuya salida se registrará un caudal de aguas residuales cuyo volumen y concentración dependerá, precisamente, de las características de consumo, crecimiento y densidad poblacional, industrial y de servicios de la unidad territorial considerada.

Es por esta razón que el conocimiento cabal de la estructura y patrón de consumo en el espacio territorial definido por una microcuenca urbana, se constituye en un instrumento fundamental para la aplicación de políticas de prevención de la contaminación, gestión de la demanda y planificación territorial urbana.

2.    El sistema de provisión de agua en Tarija


La Ciudad de Tarija, ubicada en un valle del Río Guadalquivir en el sur de Bolivia, es la capital del departamento del mismo nombre. Se halla situada a los 21° 32' de latitud sur y a los 64° 46' de longitud oeste. La población el año 2012 alcanza a  211, 684 habitantes[9].

El servicio de agua potable y alcantarillado es provisto por la Cooperativa de Servicios de Agua y Alcantarillado Tarija (COSAALT) mediante un contrato de concesión de largo plazo. La cobertura doméstica del servicio de agua potable supera, en la actualidad, el 85% de las 34,944 familias que habitan la ciudad. En el año 2012, el sistema tenía 31,318 usuarios activos, universo que incluye a las 9 categorías de usuarios, que en los últimos 4 años tuvo una tasa de crecimiento de 4.5 %/año. El 99% del total de usuarios registrados son activos. 

El universo de consumidores está organizado en 9 categorías de consumo final de agua. Existen dos categorías domésticas, 3 categorías de tipo comercial/institucional, 3 categorías industriales y 1 de piletas públicas. El cuadro 2 muestra la organización del universo de consumidores por categoría de consumo.

Cuadro 1 Evolución de la cantidad de usuarios del sistema de agua potable de COSAALT.
Año
Cantidad de usuarios por categoría
Crecimiento (%/año)
2008
2009
2010
2011
2012
Número total de usuarios
 26,159 
 27,464 
 28,830 
 30,110 
 31,318 
4.6%
1-DOMESTICA A       
 24,507 
 25,759 
 27,050 
 28,238 
 29,330 
4.6%
3-DOMEST. MINIMA    
 416 
 417 
 418 
 442 
 505 
5.0%
4-OFICIAL/ESP. B    
 432 
 446 
 464 
 479 
 483 
2.9%
5-ESP. A/COMER.II   
 690 
 714 
 744 
 448 
 801 
3.8%
6-COMERCIAL I       
 33 
 35 
 40 
 42 
 46 
8.3%
7-INDUSTRIAL 1      
 24 
 27 
 32 
 37 
 40 
13.0%
8-INDUSTRIAL 2      
 6 
 6 
 6 
 6 
 6 
0.7%
9-INDUSTRIAL 3      
 7 
 7 
 7 
 5 
 4 
-13.1%
10-PILA PUBLICA     
 43 
 53 
 71 
 89 
 103 
24.3%
Fuente: COSAALT. 2013
Elaboración: CPTS

Una característica importante del sistema de agua potable de Tarija es que los sistemas de micro medición tienen una cobertura sólo del 64% sobre el total de usuarios activos, además que el volumen medido representa poco más de un tercio (34%) de la producción de agua potable. El restante 36% son usuarios que tienen acceso al agua potable pero no poseen un medidor de consumo y pagan una tarifa fija. Este grupo de consumidores recibe la denominación de Sistema Fijo.

3.    Balance de agua potable


El estudio de 2009 concluyó que además de los problemas de abastecimiento de agua estaba en juego la propia sostenibilidad del sistema: se encontró que una porción importante de toda la producción de agua potable tenía un consumo no identificado, dado que la cobertura de medición, en volumen, apenas alcanzaba al 34% de toda la producción. Esta conclusión tomaba fuerza en un contexto local en el que se prevén, a futuro, mayores problemas para el suministro sostenible de agua potable[10], en la medida en que los efectos de la variabilidad climática se agudicen. 


3.1. Producción de agua potable


La producción de agua potable alcanzó, en 2012, un volumen total de  17.5 Mm3 (millones de metros cúbicos) y, en los últimos años, ha crecido a una tasa anual promedio de 4.3%. Este volumen de agua proviene de cinco fuentes diferentes: la aducción superficial por gravedad del río La Vitoria, el bombeo estacional de pozos profundos, el bombeo estacional de pozos sub superficiales, la recolección sub superficial (galerías filtrantes) y el bombeo de pozos ubicados en predios privados. El Gráfico 1 muestra la evolución de la producción de agua en el periodo 2007 - 2012.




Gráfico 1 Evolución anual de la producción de agua
Fuente: Registros de Caudal. Gerencia Técnica de COSSAALT. 2013
Elaboración: CPTS

Debido a que la mayor parte de la producción proviene de la aducción por gravedad ésta tiene un marcado comportamiento estacional que debe ser compensado con los aportes de los sistemas por bombeo, tanto de fuentes superficiales, sub superficiales como de los pozos profundos. El gráfico 2 muestra el comportamiento estacional mencionado.




Gráfico 2 Evolución mensual de la producción de agua por fuentes.
Fuente: Registros de Caudal. Gerencia Técnica de COSSAALT. 2013
Elaboración: CPTS

La COSSAALT no posee registros al ingreso y salida de las plantas de almacenamiento y de los sistemas de medición de la red de transporte que den cuenta de los descartes en planta de tratamiento y las pérdidas por evaporación e infiltración; por tanto, el balance se estableció entre la producción de agua y la demanda. 

3.2. Demanda de agua potable


La demanda de agua potable está representada por los consumos de los usuarios, tanto de aquellos que tienen el consumo medido como por los que no tienen un sistema de medición. El consumo total del sistema medido ha alcanzado, en 2012, a 6.01 Mm3, con un crecimiento promedio anual de 4.5% en los últimos 4 años (Ver Cuadro 2)

Cuadro 2 Evolución del consumo de agua de los usuarios que tienen medición.
Categoría
Consumo (m3/año)
Crecimiento (%/año)
2008
2012
1-DOMESTICA A       
 4,065,430 
 4,717,111 
3.8%
3-DOMEST. MINIMA    
 3,238
 12,227 
39.4%
4-OFICIAL/ESP. B    
 388,506 
 360,582 
-1.8%
5-ESP. A/COMER.II   
 523,026 
 575,522 
2.4%
6-COMERCIAL I       
 23,295 
 40,292 
14.7%
7-INDUSTRIAL 1      
 6,343
 26,858 
43.4%
8-INDUSTRIAL 2      
 -   
 -   

9-INDUSTRIAL 3      
 27,632 
 275,314 
77.7%
10-PILA PUBLICA     
0
5,795

Total (m3/año)
 5,037,470 
 6,013,701 
4.5%
Fuente: COSAALT. 2013
Elaboración: CPTS

El  consumo de las categorías residenciales alcanzó, en 2012, al 78% del consumo medido de todas las categorías y éste último representa apenas el 34% de la producción total de agua. Esta baja participación del consumo medido sobre el total de la producción prácticamente se ha mantenido  (se registra más bien una reducción  de 1%/año en promedio) en los últimos 4 años.

Los usuarios que no poseen un medidor representaron, en 2012, el 36% del total de los usuarios, y su participación se ha ido reduciendo ligeramente (-0.8%/año en promedio). Por otro lado, los pagos por el servicio de este grupo de consumidores representan el 31% del ingreso total de la operadora por venta de sus servicios de saneamiento.

Aunque entre 2008 y 2012 el gasto mensual promedio de los usuarios que no tienen medidor se ha elevado en 9.7%/año, los pagos mensuales de este grupo de usuarios sólo llegan al 81% de lo pagado por los usuarios que sí tienen medidor. Si a este hecho se añade la posibilidad cierta de que estos usuarios consuman una cantidad mayor de agua – que no se mide – la conclusión es que existe un claro incentivo en favor de mantener esta situación de consumos de agua que no se miden y de seguir así acrecentando la ineficiencia del sistema.

Para estimar el consumo del sector no medido se ha supuesto que su consumo real está compuesto por dos tipos de consumo: i) un consumo similar al consumo de los usuarios con medición, que se puede calcular aplicando al gasto mensual en el servicio de saneamiento la tarifa vigente para la categoría y; ii) un consumo que excede a este teórico y que no puede diferenciarse de las pérdidas del sistema al nivel de la distribución. Bajo estas consideraciones, el consumo teórico total de los usuarios sin medición estaría en el orden de 2.75 Mm3, el año 2012.

El cuadro 3 muestra la evolución, entre 2008 y 2012, del consumo estimado por categorías de los usuarios que no poseen un medidor, en el cual destaca notoriamente el crecimiento de las categorías: doméstica mínima (152%), pila pública (33%) y usuarios de la categoría Industrial I (17%), que no poseen un medidor.

Cuadro 3 Consumo estimado de agua de los usuarios que no tienen medición.
Categoría
Consumo (m3/año)
Crecimiento (%/año)
2008
2012
1-DOMESTICA A      
 2,221,429
 2,543,552
3.4%
3-DOMEST. MINIMA   
 703 
 28 446 
152.2%
4-OFICIAL/ESP. B   
 33,782 
 37,637 
2.7%
5-ESP. A/COMER.II  
 43,054 
 48,099 
2.8%
6-COMERCIAL I      
 5,685 
 5,142 
-2.5%
7-INDUSTRIAL 1     
 15,611 
 29,191 
16.9%
8-INDUSTRIAL 2     
 23,599 
 27,791 
4.2%
9-INDUSTRIAL 3     
 -   
 -   

10-PILA PUBLICA    
 9,616 
 30,076 
33.0%
Total (m3/año)
 2,353,481 
 2,749,934 
3.97%
Fuente: CPTS. 2013
Elaboración: CPTS

3.3. Balance de agua potable


La agregación del consumo medido y el consumo estimado no medido permite contabilizar un consumo total de 8.8 Mm3, en 2012,  cuya tasa de crecimiento llega a 4.4%/año en los últimos 4 años. La mayor porción del consumo total corresponde al consumo medido (68.6%). 

Para el año 2012, la diferencia entre la producción de agua y el consumo total estimado alcanzó a 8.7 Mm3Este volumen corresponde a sobre consumos no medidos y/o a pérdidas totales del sistema, prácticamente el 50% del total producido en ese año. En el periodo analizado (2008-2012) los sobreconsumos y/o pérdidas se incrementaron en 7.1%/año, en promedio. 

El detalle del consumo no medido se encuentra detallado en el Cuadro 4 y el balance final del sistema en el Gráfico 3.

Cuadro 4 Consumo estimado de agua de los usuarios que no tienen medición. 
Descripción
Unidad
2008
2012
Crecimiento
Producción de agua
m3/año
 14,011,043  
 17,461,911  
5.7%
Consumo medido
m3/año
 5,037,470  
 6,013,701  
4.5%
Consumo No medido*
m3/año
 2,353,481  
 2,749,934  
4.0%
Pérdidas y/o sobre consumos no medidos
m3/año
 6,620,092  
 8,698,276  
7.1%
Fuente: COSAALT. CPTS. 2013
Elaboración: CPTS


Se asume que el “consumo no medido” es similar al consumo de los usuarios con medición, que se puede calcular aplicando al gasto mensual en el servicio de saneamiento la tarifa vigente para la categoría vigente.



Gráfico 3 Balance de agua potable en ciudad de Tarija (2012)
Fuente: Registros de Caudal. Gerencia Técnica de COSSAALT. 2013
Elaboración: CPTS


El análisis precedente, relativo al elevado crecimiento de los sobre consumos no medidos y/o pérdidas totales del sistema, nos lleva a concluir que la sostenibilidad del sistema no está garantizada, pues por cada unidad de incremento en el consumo, las pérdidas o consumos excesivos no medidos se incrementan en 1.51 unidades. Es por demás claro que este resultado es preocupante y adquiere el más alto grado de relevancia para la planificación futura. En otras palabras, no se podrá esperar un sistema sostenible, seguro y confiable, si los volúmenes medidos apenas superan una tercera parte de toda la producción.

A continuación se propone la lectura de la 2da parte de este Estudio sobre el sistema tarifario de la empresa de servicios de agua potable y alcantarillado de Tarija (COSAALT) y sus implicaciones para la satisfacción de la demanda de una población creciente y el acceso equitativo al servicio por parte de los sectores menos pudientes. (Ver en: http://cptsbolivia.blogspot.com/2016/11/caracterizacion-del-consumo-final-de_14.html)




[1] Ver indicadores globales de acceso al agua: http://www.who.int/water_sanitation_health/en/righttowater.pdf
[2] Fuente: Programa de Monitoreo Conjunto de Agua Potable y Saneamiento de la OMS/UNICEF
[3] Fuente: http://m.la-razon.com/sociedad/Censo-viviendas-Bolivia-cuentan-alcantarillado_0_1879612108.html
[4] Maude Barlow, “El derecho al agua”. En “El derecho humano al agua y el saneamiento: Triunfo y desafío para los pueblos del mundo” (Comp. Elizabeth Peredo, Fundación Solón, La Paz, 2011)
[5] Ver la tercera parte de este Estudio a publicarse en este mismo blog del CPTS (http://cptsbolivia.blogspot.com)
[6] Recomendaciones relacionadas con la preocupante gestión actual del recurso agua incluidas (las primeras cuatro) en el Informe del World Water Development Report (2003)
[7] Ver resultado similar (49%) de pérdidas o consumo “no explicado” en el presente estudio sobre el sistema público (cooperativo) de provisión de servicios de agua potable y saneamiento en Tarija (COSAALT).
[8] “La Producción Más Limpia (PML) es la aplicación continua de una estrategia ambiental, preventiva e integrada, a los procesos productivos, a los productos y a los servicios para incrementar la eficiencia global y reducir riesgos para los seres humanos y el ambiente. La PML puede ser aplicada a los procesos empleados en cualquier industria, a los productos mismos y a los diferentes servicios prestados a la sociedad”. Traducción del CPTS de la definición oficial del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
[9] Cifra estimada en el Plan Estratégico de Desarrollo de Servicios de COSSALT. 2007
[10] La emergencia de grandes déficits en el suministro sostenible de agua potable en varias ciudades de Bolivia (La Paz, Cochabamba, Sucre) en los meses de estiaje de 2016 son una constatación de que esta preocupación, expresada en 2013 para el caso de Tarija, era totalmente fundada.

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